viernes, 4 de octubre de 2013

Liturgia - Misa para la fiesta de San José

Estos textos están tomados del misal Id y Enseñad
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San José, Esposo de la Virgen María
Solemnidad

Antífona de Entrada
Celebremos con alegría la fiesta de san José, el siervo
prudente y fiel, a quien el Señor puso al frente de su familia.

Se dice Gloria.

Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la
protección de san José el nacimiento y la infancia de
nuestro Redentor, concédele a tu Iglesia proseguir y llevar a
término, bajo su patrocinio, la obra de la redención humana.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (7, 4-5. 12-14. 16)
En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo:
“Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto:
‘Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para
siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre
de tu sangre, y consolidaré su reino.
El me construirá una casa y yo consolidaré su trono para
siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono
será estable eternamente’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 88

Su descendencia perdurará eternamente.

Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré
a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho:
“Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos.

Su descendencia perdurará eternamente.

Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza
pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía
para siempre y afianzaré tu trono eternamente’.

Su descendencia perdurará eternamente.

El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios
que me protege y que me salva’. Yo jamás le retiraré
mi amor ni violaré el juramento que le hice”
.
Su descendencia perdurará eternamente.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos
(4, 13. 16-18. 22)
Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y
a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no
dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación
obtenida mediante la fe.
En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda
asegurada la promesa para todos sus descendientes, no
sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos
los que tienen la fe de Abraham.
Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura:
Te he constituido padre de todos los pueblos.
Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios
en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a
la existencia a las cosas que todavía no existen. El, esperando
contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de
muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido:
Así de numerosa será tu descendencia. Por eso, Dios le
acreditó esta fe como justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Dichosos los que viven en tu casa; siempre, Señor, te
alabarán.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo
(1, 16. 18-21. 24)
Gloria a ti, Señor.

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual
nació Jesús, llamado Cristo.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando
María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran
juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo,
estaba esperando un hijo.
José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo
ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le
dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir
en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por
obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás
el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados”.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había
mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

Oración de los Fieles
Celebrante:
Invoquemos a Dios, que confió a San José la custodia
de su Hijo, y pidámosle que por su intercesión escuche lo
que con fe queremos pedirle.
Digamos:
Te rogamos, óyenos.

Para que la Iglesia del nuevo milenio cristiano sea como
San José, fiel custodia, de los misterios del Verbo de Dios y
para que se vea enriquecida con la constante intercesión
del esposo de la Virgen María.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Para que San José, que fue un trabajador fiel y un padre
ejemplar, consiga de Dios que a nadie falte trabajo e interceda
por los que deben mantener y educar una familia.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos
Para que mirando a San José, que supo contemplar al Hijo de
Dios, muchos jóvenes fijen su mirada en Jesucristo que los
ama, y lo sigan con generosidad: pidamos especialmente por los
seminaristas y por los que los acompañan en su formación.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Para que quienes hoy celebran su onomástico, a
ejemplo de su santo, vivan con sencillez de corazón y
con deseo de los bienes eternos, sean fieles custodios
de la fe que han recibido y gocen un día de la felicidad
eterna de Dios.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Para que los agonizantes y los que hoy dejarán este mundo,
por intercesión de San José, descubran la misericordia de
Dios que se les manifiesta y puedan dejar este mundo en
paz. Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Para que al celebrar esta Eucaristía dejemos que Dios avive
nuestra fe y nos haga testigos de su amor para nuestros hermanos.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Celebrante:
Ayúdanos, Señor, y ya que en nombre de San José,
fiel custodio de tu Verbo encarnado, te hemos suplicado,
no permitas que nunca nos apartemos de Ti, antes bien
danos tu luz y tu verdad para permanecer atentos a tu voz y
dóciles en tu servicio.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Concédenos, Señor, celebrar esta Eucaristía con el mismo
amor y pureza de corazón con que se entregó san José
a servir a tu Hijo unigénito, nacido de la Virgen María.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio de San José
Misión de san José
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad de san
José, el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de
Dios, el fiel y prudente servidor a quien constituiste jefe de tu
familia para que, haciendo las veces de padre, cuidara a tu Hijo
unigénito, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo
nuestro Señor.
Por él, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros
celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu
alabanza:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Alégrate siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu
Señor.

Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, protege sin cesar a esta familia tuya que se alegra
hoy al celebrar la festividad de san José, y conserva en ella
la vida de la gracia que le has comunicado por medio de la
Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Tú eres mi padre, el Dios que me protege

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